“Nunca discutas con un imbécil, te bajará a su nivel y ahí te ganará por
experiencia” – sir Wiston churchil, Sir Crhis Hoy puede llegar a los 80 km/h en el velódromo en
bicicleta fija, quizá nunca diga nada tan acertado (churchil parece que tiene
una frase idónea para cada ocasión) y tampoco pueda llegar a esa velocidad en
terreno plano y peraltado. En esa
interminable listas de hubieras, agregaré que si ambos hubiesen nacido como
caninos su raza definitivamente hubiese sido: Gran múcuro inglés, aunque me formula la pregunta de qué raza sería Ringo.
Los ladridos parecen ser el estimulo sonoro que dispara el
instinto de pedalear más rápido, instintivamente se aumentan las revoluciones
de la cadencia para evitar las mordidas, aún así hay perros que nos ven como su
blanco, hay otro perros que sólo quieren su pedazo de mordida ya atacan a los
tobillos por qué solo van por su hueso, por otra parte para ir al paso de los puercos
tendría que ir más lento, lamentablemente, muy lentamente, esos
ni siquiera hacen el intento, para ir a su nivel tendría que hacer algo como quedarme estático, tendría que ser
en fixed, esa bicis de velódromo que dan para adelante y para atrás el problema
de pedalear hacía atrás es que sólo se hace en círculos.
Recuerdo un día que prohibieron los paseos en Jacona, - por
que las calles no son para bicicletas y se genera un caos, comentó uno de esos
que van por el hueso después citó a Juárez
y su famosa frase que venía junto con un convento, cuándo le pregunté si Juárez el niño zapoteca del cuentito de la
SEP o el Juárez de la corona de laurel de oro, se dio la vuelta y se fue. Agregaría
otra más a lista a los hubieras para
haber mencionado también que es el mismo
de los billetes de a veinte; ahora el mismísimo Juárez que esta por la veinte
les da la espalda a los bicicleteros,
sencillamente le da la espalada a las bicis blancas que como ese
monumento ya son parte del paisaje de la ciudad que prefiere mantenerse
estática, renuente de avanzar.
La culpa no es de unos cuantos es de todos no podemos culpar
de todo al gobierno hay que aceptar que los zamoranos tenemos mal gusto, tanto que hasta les destinamos un día a la
semana para llenarnos de chucherías la
cabeza el mismo día que venden entre
catedral y la presidencia (la secularización también es otro cuentito de la
SEP) esa masa amorfa frita con miel(léase gastnate) que como todo
buen zamorano sé que acompañarlo con una vaso de leche mientras se ve televisa
es de los mejor para terminar la semana; quizá tenemos mal gusto los zamoranos o simplemente
no nos importa, muy probablemente somos
como el vecino que tiene ventana abierta a media calle para tapar la vista o como el de a lado
que pone al buki muy alto porque creemos que a todos nos gusta la misma música,
pero aunque esté cerrada la puerta
negra… ¡ah! eso ya es otro cantar que no sé si escribir porque conozco de perros pero no de felinos.
Indudablemente a
parte de mal gusto somos unos cerdos, es una de las ciudad más sucias, la
basura es parte de la ciudad y de eso no
podemos culpar a nadie, pero culpamos al
ayuntamiento cuando se inunda la calle, te das cuenta de que realmente es sucia cuando un chilango exiliado dice con enojo “ Se le cayó la caca a tu
perro” , mientras el Zamorano imbécil camina con su hijo exclamando “pues recógela”, lo mismo cuando le pregunté al otro imbécil del
carro amarillo que se paró en el paso peatonal para después saltarse el rojo ¿y el peatón? – ese qué, respondió lo mejor que ahí no hay que agregar un
hubiera una de las ventajas de andar en bici es que lo alcance antes de Juaréz
y al emparejarme le dije “que buen
ejemplo le das a tu hijo” quien viajaba son cinturón en el asiento de adelante, que al igual
que el hijo de regidor que una
noche me saludaba y me reclamaba por
saltarme el semáforo en rojo, cerca de las 10 de la noche curiosamente
en la misma esquina, esa esquina que aunque tiene una pinche otzo también
alberga unos nuevos arbolitos, lo cual muestra dos cosas una que hasta de los chilangos se puede aprender,
inclusive uno que otro nuevo camino la otra que no puedo pronunciar la “X” y si
escribo de la forma que hablo esta mi
manera de decirlo, el hubiera no se tiene que agregar ya que se replicará en algunas
años y tendré la oportunidad de volverlo hacer. Lo que vemos de niños es lo que aprendemos, es algo que va más allá
de las bicis, es un problema cultural, del carro simplemente estiran la mano para tirar basura, los alcanzo para
comentarles que se les cayo su basura, con la misma sensación que un perro tras
un carro, si bien arranca más rápido ser rutero y los caninos me han enseñado
que ir tras él intentando morder su
rueda.
Zamora se inunda por la basura, pero también se inundaba de
ciclsitas, en la noche una vez a la
semana pocas veces tardaba más de 25 min
en un crucero, un paseo con familias,
con amigos, con niños, con una muestra representativa de lo que es México, con
ruedas, avanzando lentamente porque se desconoce si la selección clasificará al
mundial, olvidándonos de que hay
problema más importantes pero no le
damos siquiera atención porque es como un laberinto, al fin y al cabo
mexicanos además de ya pasó septiembre. Ese paseo era muestra
de México que ponía al descubierto niños que asistían solos porque su
mamá se quedaba viendo la novela, aún así se quedaba tranquila ya que sabía que sobre dos ruedas se podía ser
feliz y era seguro. Aunque después de las novelas el Michoacán de las noticias
se veía distinto. Lamentablemente de ser un paseo que no terminaba de ver
llover ciclistas hasta donde se perdía la vista, se quedo en paseos de 6 asistentes, y que parece que como el perro que sigue la llanta
de la camioneta una vez que la tiene simplemente no sabe qué hacer con ella.
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